Este
era un gigantesco lagarto con cabeza de perro que merodeaba -según
el mito original- en torno al cerro Yaguarón, estando su guarida
y merendero en uno de los abismos del lugar. Algunas versiones -incluso
Rosicrán- le conceden siete cabezas. La versión popular sólo
habla de una (con la cual le basta). Fué el primer engendro del
maldecido vínculo de Tau y Kerana . Dominaba en las cavernas, a
las que según algunos dichos arrastraba a sus víctimas para
devorarlas, pero no es esto generalmente aceptado entre los grupos tribales
Guaraní, quienes afirman que este duende sólo se alimentaba
de frutas y miel, siendo protector y beneficiador de los frutos dorados
de la selva. Se lo menciona también como genio protector de las
riquezas yacentes en el suelo Guaraní. Su piel adquirió brillo
revolcándose en el oro y las piedras preciosas de Itape.
No había llegado a adquirir ferocidad. Refiere la etno narrativa que un indiecito lo llevaba del collar a beber a la cristalina corriente de un arroyo de la comarca. Al respecto agrega Rosicrán que este indiecito era el hermano menor de Teju, Jacyjatere‚ quien gustaba de llevarlo al lago hoy llamado Ypacarai, ya al Ypoa, o al arroyo Avay. cabe agregar por ser oportuno, que la ciencia cree hallar fundamento a este mito en la existencia del Teju Pyta , lagarto colorado, cuya existencia se ha comprobado en esta área subtropical, hasta el Río de la Plata.